La Noche de los Milagros

>> domingo, 18 de diciembre de 2011

Salió lentamente de su casa y se dirigió al lugar de siempre, aquel lugar que lo recomfortaba en momentos de soledad, angustia y tristeza. Antes de caminar miró sus pies y vio en el un gran peso. Un peso tácito, pero existente que no le permitia caminar. En fin, el peso se esfumó y comenzó su trayecto.

Se encontraba a mitad de calle cuando un pequeño faro comenzó a fallar. Se encendió y tras unos parpadeos se apagó nuevamente. Al verlo, recordo sus razones por las cuales se encontraba donde estaba y prosiguió a su destino en busca de respuestas. Camino un largo rato por muchas calles, muchas de las cuales eran poco trancitadas pero calladas y relajantes.

Cuando llegó por fin se sentó en la misma banca, como un paciente cuando se recuesta en el mueble del psiquiatra. Y como siempre antes de aflojar la mente, se dio a si mismo un breve respiro de descanso antes de comenzar su terapia. Sus ojos se pusieron en aquella vívida imagen que tanto amaba. Las olas iban y venian como preguntas y respuestas; Las olas tronaban como problemas y cuando se calmaba la marea se podía oir el suave vaivén del agua.

Entonces contó sus problemas al mar y este solo escuchó. Los problemas comenzaron a brotar de sus labios, uno tras otro y todos se perdieron en el mar. Hubieron largos ratos de silencio los cuales relajaron su alma. El mar le presto su grandiosa fuerza y ambos compartieron el dolor, el cual terminó desapareciendo lentamente hasta que en él sólo quedaron respuestas. Y más que respuestas...sonrisas.

Pasó un rato más comtemplando el océano. Se hacía tarde pero entró un momento para descansar su cuerpo. Tomó un descanso sobre la superficie del mar y se meció un par de minutos, lo suficiente como para cerrar los ojos y dormir por siempre. El agua acariciaba y liampaba su cuerpo muy lentamente. El sol caía ante él y los rayos de luz que aún quedaban tornaron el mar de un color naranja suave y cálido. Se llenó de vigor, se levanto y tomó su camino de regreso.

Las calles seguían calladas sin poner ningun pensamiento dudoso en su mente. Ahora todo estaba bien. Así como tenía problemas en su vida, también guardaba sus repuestas. Pero no podía encontrar la aguja en tal inmenso pajal hasta que lo logró con ayuda de su viejo amigo.

Llegó a la calle donde comenzó su partida. Su paso era alegre y lleno de movimiento. Era de noche y todos los faros estaban encendidos. El faro que falló al principio del día se encontraba apagado. Camino hasta él y como si fuera un cuento fantástico, le dió un toques con ritmo para que este se encendiera. No lo hizo. El joven se llenó con una enorme sonrisa y caminó. Aprendió algo con su día: "Sólo escoges tus deciciones, no tus resultados. No siempre recibiras lo que quieres, pero lo que importa es cuan grande es el camino que recorras, cuan profunda quieres que sea tu vida"

Antes de entrar por su puerta, volvió la cabeza. El poste se encendió y toda la calle quedó completamente iluminada.

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Último día en el Planeta

>> jueves, 8 de diciembre de 2011

Despues de pensarlo bien, despejar los sentidos, liberarlos, todo comienza a volverse más cálido. Esa demencia que se apoderaba de uno por lapsos cortos pero justos, cesan y por fin puedo aceptar tranquilamente mis últimos alientos. Nunca estuve preparado para esto, mucho menos idea del tiempo y espacio para colocar estos sucesos. No importa la circunstacia: estoy aquí y este es mi lugar.

Siempre hubiese querido vivir perfectamente, hubiese querido que el mundo fuera perfecto. Hombres valientes y caballerosos, honestos y siempre teniendo una razón para sus actos. Mujeres hermosas, hermosas realmente, solo una sonrisa sincera que diese a conocer su encanto. Personas que ayudaran a otras a florecer. Pocas razones para lamentarme con un "¿Por qué?". Pero siempre anduve dando vueltas y tratando de buscar en cada pequeño detalle, quizás con el fin de cambiar algo indirectamente.

Ya no habían lazos, no había sentimientos. Hombres que dejaban de ser hombres y mujeres que dejaban ser mujeres. Personas cada vez menos humanas. A veces todo parecía ser tan gris. A veces todo parecía perdido. Cada gota de moral e inocencia reemplazada con morbo e indiferencia. Siempre supe que anduve exagerando, pero no dudaba que en algún momento llegaría el día que la libertad abusaría de la justicia.

Sólo estaba lleno de preguntas y pocas respuestas. Ser una persona capaz de todo y a la vez de casi nada cuando se le compara con la infinidad de las posibilidades. Es frustrante. Frustrante encontrar tus limitaciones en tal paradigma lleno de ambigüedades. La vida suele ser una gran duda y al mismo tiempo un camino hacia su respuesta.

Y sí, ahora puedo verlo mejor. Respuestas, tan simples. Siempre es tarde para arrepentirse, pero siempre es temprano para corregir, es por ahí donde nacen los caminos de nuestro destino. No te dire la respuesta, porque la vida es una pregunta y las preguntas se acaban con respuestas

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Volviendo a Casa

>> viernes, 2 de diciembre de 2011

No era un soldado volviendo de la guerra, ni un hijo prodigo que prefírio la opulencia, simplemente era un pequeño hombre que volvía a su lugar. No había una multitud esperando, para recibirlo con regalos, comida o alguna fiesta en su honor.

Era un día como cualquier otro. Regresaba con pasos profundos disfrutando cada centimetro del pavimento, mientras observa tal paisaje abstracto de cemento, piedras y bifurcaciones que se forman con el tiempo. Una imagen muy parecida a nuestra mente en ciertos momentos de nuestra vida.

Estaba muy cerca de su destino y cuando levanto la cabeza lo encontro a "él". "Él" le pregunto:
-¿Cómo te fue hoy?
-Hoy es distinto- Lo dijo con un tono apagado como si se tratase de un sentimiento inseguro.
-¿Hay algo nuevo?
-Siempre lo hay...-Ahora una mirada perdida nuevamente en la acera
-Es algo malo, ¿Verdad?
-Sí
-Recuerda mis palabras:"No vas a conseguir lo que quieres, a veces debes desechar lo que no sirve y seguir, nadie se va a detener a mirarte o apoyar su mano en tu hombro, estarás sólo y serás egoista, pues no habrá otro camino"

Levanto la mirada del suelo. No pudo predecir su siguiente gesto con tal cara neutral que mostraba.

-Tienes razón. Cuando salí de mi casa aquella vez no lo tomé en cuenta y durante el tiempo que estuve fuera aprendi mucho de mi experiencia. Cuando mostre un semblante seguro muchos me siguieron. A mi primer tropiezo, muchos rieron de mí y se fueron. Sólo quedaba yo... estaba sólo y débil.

Su mirada era extraña. No era no sólo un recuerdo triste. Prosiguió:

- Me gané el odio de muchos. Me creían un melancólico y deprimente. Nadie quiere a alguien así...
-El mundo no va a ser como...- Interrumpió
-El mundo no va a ser como quiera si soy como los demás. Sufrí mucho, sí. Pero aprendí a cargar con mi cruz -Brillantes lagrimas comenzaron a nacer de sus ojos- El sufrimiento también es mi deber. Una persona que no aprende a perdonar deja de ser moral y sensible. ¿Por qué ser egoísta y frío? ¿Acaso eso no es lo que menos quiero en esta vida? -Una curva nerviosa dibujo una hermosa sonrisa en su cara- Me quedé tirado en mi propio abismo. Ellos me hicieron daño porque yo se los permití...fue mi culpa.Me demoré y me levanté; nunca los odié. Quizás alguien seguira mis pasos y tampoco odiará. Si yo cambio todos cambian ¿no?...¿no?...

Era una persona pura, como un niño recién nacido que no conoce las ofensas de palabras, sólo el calor de los brazos de su madre. "Él" estaba llorando también porque tenía razón, si cambias todo cambia. "Él" había dejado atrás sus palabras para seguirlo. Entre sollozos inocentes le dijo con una voz apunto de quebrar:

-Bienvenido a Casa

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